martes, 14 de octubre de 2008

Cerveza

He dormido como hace mucho no dormía, pero tampoco tenia ganas de levantarme. No podía levantarme. Me dolía la cabeza y todo el cuerpo. Me dolía el corazón. Me hace gracia porque me olvidé que tenía uno. La alarma suena una y otra vez, pero simplemente no puedo.

Después de dos horas revolcándome, medio muerta medio viva, salgo de mi mundito para recibir lo que me pertenece, un día más en mi estupenda vida.

Hoy me toca ir al hospital, me toca aguantar esa gentuza, me toca cobrar. Ese fin de semana, preservé un poco mi salud y mi stock de drogas para hacer mi labor de la mejor manera posible. Ya que estoy en ello y es todo lo que tengo, pues que haga lo mejor.

Ya en mi humilde coche negro, todo lleno de papelitos, plastiquitos y comiditas, pongo una cinta de Roy Orbinson y sigo rumbo a mi trabajo. Es bastante irónico llamarlo de trabajo, pero si lo es.

Me gusta estar sin nada en la cabeza, simplemente observar el mundo y dejar que el te pueda observar a ti. Hacerse el inerte muchas veces da resultado. O por lo menos consigues un poco de paz interior.

Bueno, no es una tarea nada fácil, ni lo intento, eso es para la gente normal.

Entro en el aparcamiento del hospital con mi tarjetita de “colaboradora”, espero en el coche que termine la canción que suena y me voy.

Grande Roy Orbinson.

De hecho, el ambiente de un hospital no es muy acogedor. Tanta gente débil y sola, enferma y dependiente, tanta cosa mala volando en ese mismísimo aire que estoy respirando, tantos muertos que ya pasaron por la mismisima puerta por la cual paso ahora, tantas heridas, tanto sangre, tanto dolor, tanta mierda.

Mi planta es completamente distinta, allí somos todos guapos y jóvenes. Yo por ejemplo, una chica tan sana y tan fuerte que eligió ser cobaya humana por pura realización personal.

Dejo mi resaca moral para otro momento, saludo una enfermera ya mayor, Margarida, que es la única que me cae bien por aquí y siento en un sofá cutre de la salita de espera, donde están sentados dos otros chicos, carne nueva, buenas ratitas, para el grande momento.

No sé de que va el experimento de hoy, normalmente delante de un buen escote y mientras me saca la sangre, Guillermo cuéntame todo, pero la ultima vez estaba tan hecho polvo que solo quería largarme de allí así como quiero largarme de aquí.

Todo por lo bien de la humanidad.

El medico nos llama, entramos en la habitación, cambiamos la ropa y nos tumbamos en las camas. Supongo que será algo jodido y que aquí quedaré algunos días. Me da igual, la verdad.

Los dos chicos a mi lado parecen refugiados de la guerra en el territorio enemigo. Me miran como pidiendome, “¡Dinos algo!” Pero no lo hago. Todos los cobayas tienen que pasar por la primera vez. La primera vez que crees que será la ultima, cuando das valor a la vida como si tuvieras una enfermedad terminal.

El medico, que siempre es un nuevo medico, una vez que el hospital también presta servicio a compañías farmacéuticas privadas, y cada compañía tiene su medico responsable. Es decir que el hijo de puta tiene dos cojones bastante grandes para responsabilizarse por la posible pero no probable muerte de uno de los tres que, temblando, estamos en sus manos.

No sé si después de muerta seria quemada en alguna planta baja del hospital y nadie se enteraría jamás. Es una forma de pensar en el futuro.

Nos miden la presión, la temperatura, enchufan aparatitos hasta en nuestro culo, y comentan que el experimento de hoy era para comparar una pastilla que ya existía en el mercado con otra genérica que querían sacar.

A saber de que esta hecha la puta pastilla.

la tragamos sin pensar dos veces y pasamos dos putos días ingresados en el hospital meando de 5 en 5 minutos. Despiertas meando, duermes meando, hablas meando, comes meando. Un universo muy bonito lo de los baños. Tu y su tu interior.

Es que consigues los mismos resultados bebiendo cerveza y disfrutando muchísimo más.

2 comentarios:

David dijo...

:) muy bueno Fefe, esto cada vez esta mejor.

Te quiero.

Diegore dijo...

Llegué aquí misteriosamente; muy buen post.